¡Hola Fermenteros! Sabemos que muchos ya son fans del kéfir, del chucrut y hasta de la kombucha con nombre propio. Pero más allá del sabor y la burbujeante personalidad de estos alimentos, ¿sabían que también podrían cuidar nuestro corazón y metabolismo? Hoy nos metemos en el fermentador de la ciencia y desgranaremos un artículo científico para entender cómo estos viejos conocidos pueden ser aliados modernos de la salud cardiometabólica.

¿Qué tienen los fermentados que podrían ayudarnos?
Mucho se habla de los alimentos fermentados como superalimentos, pero ¿qué significa eso en serio? Pues que durante la fermentación, microorganismos amigables (como bacterias y levaduras) transforman los ingredientes originales y crean compuestos nuevos con potenciales beneficios para la salud.
Por ejemplo, el yogurt, el miso, el natto, el chucrut sin pasteurizar y el kéfir pueden contener microorganismos vivos al momento del consumo. Estos bichitos ayudan a equilibrar nuestra microbiota intestinal, la comunidad de microbios que vive en nuestros intestinos y que juega un rol clave en procesos como la digestión, el sistema inmune y… ¡la salud del corazón!
Microbios buenos para el corazón
Los estudios sugieren que estos alimentos con vida propia podrían reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. ¿Cómo? Algunos mecanismos propuestos incluyen:
- Aumentar los ácidos grasos de cadena corta (como el butirato), que ayudan a controlar el azúcar en sangre y la inflamación.
- Mejorar el perfil lipídico, es decir, bajar el colesterol malo y subir el bueno.
- Generar compuestos como el GABA, que ayuda a reducir la presión arterial.
- Mejorar la absorción de nutrientes clave como calcio, potasio y vitaminas del grupo B.

¿Y si ya no tienen microbios vivos?
Tranquilos, Fermenteros. Aunque algunos fermentados (como el vino, el chocolate negro o el pan de masa madre) ya no contengan bichitos vivos al momento de comerlos, igual pueden aportar beneficios. ¿Cómo? Gracias a los metabolitos bioactivos que se generan durante la fermentación, como los polifenoles o los péptidos bioactivos.
Estos compuestos tienen efectos antioxidantes, antiinflamatorios y hasta pueden ayudar a regular la presión arterial. Incluso hay estudios que vinculan el consumo moderado de café, vino tinto y chocolate con menor riesgo de enfermedades del corazón.
¿Y qué dice la ciencia?
Aunque hay estudios prometedores, la evidencia aún es un poco inconsistente. Algunos hallazgos interesantes:
- En Europa, el consumo de lácteos fermentados como yogurt y queso se asoció con menor riesgo de accidente cerebrovascular.
- El estudio PURE encontró que consumir más lácteos (especialmente fermentados) se relaciona con menor riesgo de enfermedad cardiovascular.
- El café, tomado con moderación (3-5 tazas al día), también podría tener un efecto protector.
Eso sí: muchos estudios usan encuestas y autoinformes, lo que puede generar errores. Además, no todos distinguen bien entre fermentados reales y productos parecidos (como verduras en vinagre o quesos frescos), lo que complica los resultados.
Fermentación para la salud… ¡y para el planeta!
La fermentación también puede ayudar a construir un sistema alimentario más sostenible:
- Reduce el desperdicio al conservar alimentos por más tiempo.
- Mejora la calidad de alimentos vegetales, haciéndolos más nutritivos y fáciles de digerir.
- Permite aprovechar subproductos de la industria (como cáscaras y semillas) para crear nuevos alimentos funcionales. ¡Economía circular!
En resumen, Fermentero…
Los alimentos fermentados no son solo una moda, ni solo una delicia ancestral: tienen el potencial de ser aliados poderosos para tu salud cardiometabólica. Aunque aún falta más investigación, los datos hasta ahora son prometedores. Así que, con moderación y variedad, llenar tu plato de fermentados puede ser una decisión sabrosa, sabia y saludable.
¡Hasta la próxima fermentación, Fermenteros de corazón contento!

Domenico Pavone en Biólogo, MSc en Agronomía y Dr. en Biología Celular. Docente, investigador y emprendedor en microbiología y biotecnología. Prepara y consume fermentos a diario como hobbie, investigando su origen, preparación y beneficios con base en evidencia científica.